La tesis doctoral que Francisco Aix Gracia defendió en 2012, en la Universidad de Sevilla, lleva por título: «Flamenco y poder: su estudio desde la sociología del arte». Además de recibir las máximas calificaciones, fue galardonada con el Premio a la Mejor Tesis Doctoral de la Fundación Autor y el Segundo Premio de Investigación Cultural Marqués de Lozoya, Ministerio de Cultura. Actualmente es profesor en la Universidad Francisco de Olavide, de la misma ciudad.

En esta conferencia, partirá más en concreto de la sensación o lugar común en el cual parte de la afición considera que «los buenos tiempos del flamenco están tocando a su fin», que «hoy (hay) en el cante mucha menos calidad (originalidad y capacidad de transmisión de emociones) que en otras épocas».

A ello, replica: «Como cualquier arte, pero más aún si cabe por la fuerte identificación que despierta, el flamenco se presta a los discursos más bizantinos sobre sus obras e intérpretes. Pero las disquisiciones conceptuales sobre cuestiones estéticas pueden hacernos perder de vista que las obras no emanan de lienzos blancos ni los artistas protagonizan actos de creación ab nihilo˝.

«Bien al contrario», aduce, «la producción artística está sujeta a toda una serie de condicionantes materiales y sociales». Para ello, Francisco Aix recurre entre otras referencias teóricas a la noción de campo que formuló Pierre Bourdieu. «No se trata sólo», explica, «de los condicionantes materiales y sociales que podemos entresacar de las biografías artísticas, sino también de la historia del flamenco como campo artístico relativamente autónomo, de la relación con su memoria, de las reglas que le son propias a modo de estatutos y legalidad interna, de los devaneos de sus integrantes con el poder y sus dinámicas, de los territorios donde tiene lugar la producción, la distribución y la recepción, de las entidades proveedoras de recursos, de las luchas por la definición de lo que es arte flamenco, de quienes ostentan el derecho a prescribir y promover dicha definición, de la jerarquía de posiciones sociales en relación con el éxito, del espectro de los diferentes públicos, del desarrollo del proyecto creativo a cargo de los artistas, de su estrategia y su relación con la historia del campo, con el presente y sus coetáneos, así como con el futuro».

«Para comprender la estética del flamenco se ha de partir de la reconstrucción de aquel espacio social absolutamente particular del que dimana y al que concurre la obra; aquello que vengo a llamar campo flamenco de producción cultural», concluye. En su tesis doctoral dedicó a este respecto una particular atención a las figuras del cantaor Antonio Mairena y el bailaor Israel Galván.