Junto a los ensayos que titula «alegatos», empezando por aquel Alegato contra la pureza que hará treinta años renovó la estética y las concepciones sobre el flamenco, las vidas de artistas y las investigaciones sobre estilos y momentos en la historia del flamenco, señalan grandes ejes en la producción bibliográfica de José Luis Ortiz Nuevo. Sobre su nuevo libro, La Valiente. Obra y vida de Trinidad Huertas, La Cuenca (Málaga, 1857-La Habana, 1890 (Libros del Duende, 2016), señala:

«Es una obra a tres manos por mor de los hechos sabidos, documentados, que protagonizó la bailadora Trinidad Huertas “La Cuenca” (Málaga, 1857 – La Habana, 1890). Considerando los territorios en que actuó la adelantada Trini, tres personas nos ocupamos de relatar lo que ocurrió en cada uno de ellos: Ángeles Cruzado trata lo acaecido en la vieja Europa, Kiko Mora hace lo propio en relación a la estancia de la malagueña en Nueva York, y servidor se entretiene en contar la parte de Méjico y La Habana. Eso es, un retrato a tres bandas de lo que, a día de hoy, conocemos de ella. Con abundante, incluso magnífico, aparato gráfico; que lo completa. No es una biografía de La Cuenca, sí una creo que rigurosa aproximación al personaje, tremendo personaje, tremenda artista.»

Prácticamente olvidada al cabo de más de un siglo, Trinidad Huertas recorrió los escenarios de las grandes capitales europeas, de Viena a Londres pasando claro está por París, y fue una de las primeras artistas flamencas en captar la atención del influyente The New York Times. Así lo publicó el 28 de junio de 1888:

«La Cuenca, la celebrada bailarina y torera, hará su presentación en este país el lunes por la noche en la sala de conciertos Koster & Vial. La Cuenca no sólo ha toreado toros de imitación sobre el escenario, sino que a menudo se ha encontrado con toros de verdad en la arena y ahora lleva en el cuello una fea herida que le recuerda uno de esos encuentros, así como un broche de diamantes que le regaló la reina de España como testimonio de su valentía».

José Luis Ortíz Nuevo no ha confirmado que en realidad hubiera toreado, hecho tampoco nada extraño en la época. No obstante, el espectáculo «La Foire de Seville» que en 1887 presentó en el Nouvel Cirque de París, simuló las diversas suertes del toreo. Le Figaro, en la crónica que le dedicó el 8 de marzo de 1877, concluía:

«En una palabra, es España entera la que baila y se agita en la estrecha pista del Nouvel Cirque; España, con sus bailes voluptuosos en los que la Carmencita, la Cuenca y la García rivalizan en gracia exquisita, actitudes provocativas y verbo endiablado.»