Qué decir de una artista capaz de bailar con cada parte de su cuerpo y cuya rigurosísima técnica (como decía La Argentina que tenía que ser), le corre por debajo como un río subterráneo, dejando ver sólo las mil emociones que comunica el gozo de crear y de bailar.
Rosalía Gómez, El Diario de Sevilla, 2010

Isabel Bayón, baile
Miguel Ángel Soto ‘El Londro’, cante
Miguel Ortega, cante
Jesús Torres, guitarra
Concierto

Jueves 12 de diciembre de 2019
Sala Sandaru – C/ Buenaventura Muñoz, 21 -Barcelona-
Venta de entradas en taquilla a partir de las 19:15 Hs
Entrada 15 Euros – Socios gratis – Aforo limitado
No hay reservas ni venta anticipada

Dar con las palabras que definan el baile de Isabel Bayón (Sevilla, 1969) es un reto, como apunta la elogiosa cita de Rosalía Gómez. Sí, hay elegancia, sensualidad, un alarde de sobriedad en las formas, pero hay mucho más. Y es que, después de más de cuarenta años de carrera, esta bailaora no se detiene, no se contenta con lo logrado y sigue explorando y aventurándose con su danza, de modo que no hay adjetivo que le eche el lazo. Porque no sólo posee esa facilidad presupuesta en los talentos precoces; se sabe artista y como tal comprende que ha de estar en el fluir del tiempo que vive, en este flamenco que se despliega y discurre por cauces dispares y fructíferos.

Isabel Bayón, Premio Nacional de Danza en 2013, pasó por ser al inicio de su carrera, la continuadora de la llamada Escuela Sevillana de Baile, esa que tan bien representó su maestra Matilde Coral, quien recuerda que aquella niña, todo lo que hacía, lo renovaba y lo sabía enriquecer.
Ella la aceptó en su academia cuando apenas tenía cinco años, advirtiendo que no la admitía como niña sino como una profesional más. Y es que Isabel fue una niña prodigio.

Con diez años participó en un homenaje a Antonio Mairena, en los Reales Alcázares de Sevilla. Con dieciséis, obtuvo el título de Danza Española por los Conservatorios de Córdoba y Sevilla. A partir de entonces su evolución la llevará a colaborar con las grandes figuras del momento, como fueron Manolo Marín o Mario Maya, que la eligieron como bailaora solista para sus espectáculos.

En 2002 formó compañía propia y presentó su primer espectáculo en la Bienal de Sevilla, Del Alma. Le siguió La mujer y el pelele, con dirección de Pepa Gamboa, autora muy presente en su carrera. En 2006,  recibió el Giraldillo al mejor espectáculo por La Puerta Abierta, luego  el Giraldillo al Momento Mágico por La Tórtola Valencia (2008) donde participaron Miguel Poveda y Matilde Coral  y el Giraldillo al baile por La horma de sus zapatos (2010), espectáculo en el que se puso al servicio de tres coreógrafos y donde abría un espacio para recordar a sus maestros.

Allí se escuchaba la voz de Mario Maya diciendo aquello de “La técnica hay que tenerla… para no presumir de ella” o “lo más importante en danza (y en todo arte) es que quede algo en la memoria”.

Reseñables son sus colaboraciones con su amigo Israel Galván, primero en Lo Real (2013), o dirigiéndola en Dju Dju (2016), una pieza terapéutica acerca del miedo escénico y las supersticiones tan familiares en el mundo del flamenco y que ambos tan bien conocen,
“El miedo en vez de paralizarte, te hace bailar”.
En Yo soy (2018), su último trabajo, se recoge con humor e intimidad, para explorar los rincones de su memoria familiar y artística.

Miguel Ángel Soto, El Londro (Jerez, 1976), viene avalado por años de trayectoria con las compañías de baile más importantes. Trabajó con Canales, Grilo, Israel y Pastora Galván. Morente le requirió para algunos de sus espectáculos y desde hace años forma parte de la compañía de Miguel Poveda.
En 2010 grabó Luna de enero, su primer disco.

Miguel Ortega (Sevilla, 1975), es un cantaor con mucha experiencia, largo, capaz de interpretar gran variedad de palos y que ha conseguido importantes distinciones, como el Candil y el Yunque Flamenco de Cataluña o La Lámpara Minera del festival Nacional de Cante de las Minas (2010).
Tiene dos discos, Una mirada atrás (2010) y Amalgama (2015).

Jesús Torres (Baracaldo, 1965), es un guitarrista con una extraordinaria carrera en las compañías de baile. Trabajó con Gades en Carmen y Fuenteovejuna. Colaboró con Mario Maya y, sobre todo, ha participado en las creaciones de una generación de artistas que han supuesto una renovación formal del baile: Belén Maya, Rafaela Carrasco, Israel Galván,  Andrés Marín o la propia Isabel Bayón, para los que ha compuesto música. Su primer disco fue Viento del norte (2008).

Reseñas:
B!Ritmos / Cándido Querol: Isabel Bayón

Fotografías:
Noelia Iniesta

EL DORADO
Sociedad Flamenca Barcelonesa