«Es un maravilloso guantazo a los puristas. Ella es la belleza máxima envuelta en lo mínimo. Ella sabe, huele, recuerda a todo y no se parece a nada. Ella tiene toda la fuerza volcánica de su tierra natal, la fuerza necesaria para cruzar el planeta en busca de lo que más quiere. Ella es mexicana, y es la más flamenca del mundo» [Javier Latorre]
¿Cuál crees que fue la mejor crítica que te hicieron, Karen?
Sin duda, una que decía que soy Satanás. ¡Es lo máximo!
«Golpe de tierra»
Karen Lugo, baile
Juan Gómez «Chicuelo», guitarra
Israel Varela, batería
Concierto
Jueves 11 de marzo a las 19 Hs
En el ámbito de Dansa. Quinzena Metropolitana
Pues, sí, Karen Lugo nació en Guadalajara (México) y para Javier Latorre, Premio Nacional de Danza, no puede ser más flamenca. También Rycardo Moreno, en la presentación de su último disco en Barcelona, entusiasmado con su invitada, dijo que no se podía ser más canastera y es que si como decía Antonio Arias, el flamenco tiene puertas que solo se abren desde dentro, cuando los flamencos se quisieron dar cuenta, Karen ya estaba ahí, como el dinosaurio de Monterroso, con una naturalidad pasmosa y una visión aireada y exógena. Recientemente leíamos que José Manuel Gómez “Gufi” se retractaba de haber dicho en el pasado que no se podía bailar flamenco con pantalones de cuero después de verla a ella en El rayo que no cesa, poemario dancístico en homenaje a Morente que estrenó junto a Latorre en la pasada Suma Flamenca.
Con cuatro años comenzó su formación en danza española, ballet y flamenco, en la escuela Las Cabales, de su tierra natal. Allí se fascinó con las complejas posibilidades rítmicas del baile flamenco. Con esa cualidad que incorporan los bailaores para ser un músico más en escena, Karen encontró lo que quería, poner en su cuerpo danza y música a un tiempo. A los 17 años voló a Madrid para seguir aprendiendo y, desde entonces, no ha dejado de evolucionar y colaborar con figuras como Pepe Habichuela, Jorge Pardo, Chano Dominguez, Javier Colina, Richard Bona, Perico Sambeat, Josemi Carmona, Javier Massó Caramelo, Pablo Rubén Maldonado, Sandra Carrasco, Yelsy Heredia y otros.
Poseedora del dominio técnico, la confianza y las inquietudes necesarias para bailar más allá de patrones preestablecidos, Karen regala, en cada secuencia de baile que ejecuta, un instante, un pellizco, una diablura que, si no es nueva, en ella nos lo parece. Toma el flamenco como un vehículo con el que explorar nuevas formas creativas. Se aventuró con experiencias videoartísticas en proyectos como SerSiente, “un regalo a la muerte de los vivos y a la vida de los muertos”. Y sin detenerse, siempre a la busca de nuevas herramientas expresivas que le ayuden a comunicar, recientemente empezó a trabajar, junto a Elean del Sol, la construcción de personajes, o tal vez sea mejor decir la afloración de figuras, pues así las llaman y dicen que las albergamos todos y sólo tenemos que dejarlas salir. Esto es lo que explicaba la joven dramaturga en el preestreno que hicieron en Se Avecina, ciclo que organiza Pol Jiménez, y donde pudimos ver una pincelada de lo que hoy presentan por primera vez. Si en su más reciente espectáculo, Lotería, ya incorporaba recursos propios de las artes dramáticas, creemos que con Golpe de tierra va más allá. Karen nos comparte un monólogo en el que a través de su experiencia con el flamenco “traspasa sus propios límites para vivir el arte como arma que salva vidas, como lo más cercano a la libertad. Un lugar donde cuestiona las bases que la sostienen. Un ejercicio de autocrítica radical”. Obsesionada por el ritmo, como cree que también lo están Chicuelo e Israel Varela, los dos músicos que la acompañan, desde el flamenco y el jazz. Qué decir de Chicuelo, uno de los mejores guitarristas de su generación, un músico completo que, cuando acompaña al baile, pone en juego toda su musicalidad, abriendo nuevas posibilidades armónicas que siempre enriquecen el conjunto, arropan y sorprenden a un tiempo. Junto a ellos hoy descubriremos a Israel Varela, compañero de viaje de Karen, con quien tramó Made in México. Israel es mucho más que un percusionista, es un músico total, cantante, compositor y otro bicho del ritmo.
Golpe de Tierra los convoca a los tres. Cada uno con su bagaje, se encontrará en el juego rítmico y teatral que propone la escena para caminar juntos hacia el borde que marcan las normas, con la firme voluntad de traspasarlo cuando sea preciso. Prepárense, al menos por unas horas, para abrazar a Satanás y sus secuaces.
El Dorado
Sociedad Flamenca Barcelonesa
RESEÑAS
B!ritmos / Cándido Querol