Antonio Molina «Choro» y Jesús Corbacho vuelven de la mano a El Dorado, Sociedad Flamenca Barcelonesa, para ofrecernos el espectáculo Francachela, un viaje, dicen, desde lo primitivo a la modernidad en un diálogo de toque, cante y baile.

Antonio Molina «Choro», baile
Jesús Corbacho, cante
·Tarab·
Concierto – Performance

Lugar: Sala Sandaru – Calle Buenaventura Muñoz, 21 (Barcelona)
Fecha: jueves 19 de octubre a las 19 hs
Concierto organizado por El Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa

Aforo Reducido. Acceso con inscripción previa para socios.
No existe venta anticipada ni reserva de entradas
[Entrada general 15 Euros hasta completar aforo]
Sala Sandaru – C/ Buenaventura Muñoz, 21 (08018 – Barcelona)

Cuentan ellos mismos, en la sipnosis del espectáculo, que en la liturgia que se desprende de la estampa de un cantaor gimiendo con los ojos entornados coexisten la tragedia y la dicha. En Francachela (dícese de una juerga o diversión desmesurada), participamos de ambos territorios: nos consternamos en el dolor de los gitanos perseguidos durante siglos al escuchar el cante de Jesús Corbacho y a la vez participamos del júbilo al sumergirnos en el zapateado de Choro Molina.

En 2013 tuvimos el placer de disfrutar en nuestro espacio del Choro, en compañía de Juan José Amador al cante, la guitarra de Luís Amador y al baile con María la Serrana. En aquella ocasión nos deleitó entre otros, con una seguiriya con la que se movió por el escenario como si fuese su reino, baile veloz y exacto como si fuese un gimnasta rítmico, enlazándolo con Cantes de Levante, magistralmente interpretados por Juan José Amador.

Nacido en Huelva en 1985, Antonio Molina «El Choro» aprendió las bases del flamenco de su padre «El Choro» y amplió su formación con Manolo Marín, Javier Cruz, Javier Latorre y Antonio «Pipa». En 1999 gana II Certamen de Baile Flamenco Joven de Huelva.

Ha trabajado con artistas como Miguel Poveda, Manuel Liñán, Adela y Rafael Campallo, Javier Barón, Juan Dolores Caballero “El Chino” y ha formado parte de las compañías de Israel Galván, Eva la Yerbabuena y Manuela Carrasco. También ha participado en múltiples ocasiones en la Bienal de Flamenco de Sevilla  en el Festival de Jerez y la Suma Flamenca y ha actuado, entre otros escenarios internacionales, en  el Festival de Arte Flamenco de Monterrey. En 2022 estreno su último espectáculo, «#SiDiosKiere#».

A Jesús Corbacho Vázquez (Huelva, 1986), tuvimos la fortuna de verle en la Sala Sandaru en 2009, con la guitarra de Juan Requena y también, en junio de este año cantándole a la bailaora Adela Campallo  acompañado  por la guitarra de  Juan Campallo

Su padre le inculcó desde muy pequeño su pasión por los cantes de su tierra. Recibe el Primer Premio Nacional de Fandangos del Certamen Paco Toronjo en Alosno, premio que repetiría años después en la categoría de adulto y al que le seguirían otros como el Primer Premio por Malagueñas en el XLVIII Festival Internacional De Cante De Las Minas De La Unión en 2008. En 2011 publicó su primer trabajo en solitario, Debajo del Romero, con las guitarras de Juan Requena, Oscar Lago y Manuel Parrilla.

Aparte de prodigarse como cantaor de ‘alante’, también lo hace con el cante para el baile, lo que le ha llevado a trabajar con figuras del baile como Mario Maya, Milagros Mengíbar, Belén Maya, Merche Esmeralda, Rocío Molina, Pastora Galván, Jesús Carmona y Rafael y Adela Campallo. También ha compartido escenario en diversas ocasiones con artistas como Chano Lobato, Fosforito, José Mercé, o Estrella Morente, además de su participación en el espectáculo “Divino Tesoro” cantado tanto para el baile como en solitario, bajo la dirección de José Luis Ortiz Nuevo y de colaborar con el Ballet Nacional. Ha trabajado en teatros tan importantes como el City Center de New York, la Opera House de Sydney, el Teatro Chaillot de París, el Sadlers Wells de Londres y en festivales como las Bienales de Sevilla y Málaga, Festival de Arte Flamenco de Mont de Marsan, El festival de Cante de las Minas de La Unión, el Festival de Jerez, el Festival Caja Madrid, el Flamenco Festival de EE.UU y Reino Unido y el Festival de Fez de Músicas Sacras del Mundo, habiendo sido galardonado en este 2023, con el premio, al mejor cante de acompañamiento del Festival de Jerez.

Cuentan que en la liturgia que se desprende de la estampa de un cantaor gimiendo con los ojos entornados coexisten la tragedia y la dicha.

En Tarab participamos de ambos territorios: nos consternamos en el dolor de los gitanos perseguidos durante siglos al escuchar el cante de Jesús Corbacho al tiempo que participamos del júbilo al sumergirnos en el zapateado de Choro Molina. En Tarab cada tercio y cada desplante cobijan al dolor y la pena en un cesto zurcido con nuevos mimbres de esencia.

Dicen que cuando un cantaor oye al guitarrista reproduce la melodía en su interior; que cuando el baile asoma sobre las tablas, cantaor y guitarrista reproducen en su mente cada golpe de tacón con una sincronía perpetua que los anuda con una ligazón invisible. En Tarab guitarra, cante y baile no son casuales.

Molina y Jesús Corbacho  no saben mirarse en el espacio escénico si no es adentrándose en el interior del otro para enarbolar las esencias místicas de este arte que en Andalucía halló el hilo perdido de la madeja.

Dicen que la música nació para explicar aquello que las palabras no alcanzan. En Tarab Jesús Corbacho y Choro Molina culpables de no explicar nada porque la jondura jamás se explica: se muestra en la complicidad que se transfigura en la escena

Tarab  es un viaje desde Huelva para hallar la modernidad desde lo primitivo. Choro Molina y Jesús Corbacho sienten el deber atávico de que su creatividad flote sobre la argamasa  de  la tradición. Pero sobre todo, Tarab  convierte al espectador en el tercer protagonista de las tablas, lo interpela a dialogar con Corbacho y Choro Molina hasta las últimas habitaciones de la sangre.