En dos sesiones, programadas en días sucesivos en torno a la figura de Miguel Llobet, El Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa, quiere alumbrar, con una conferencia y un concierto, ese periodo histórico tan fértil y propicio a la aventura, situado a caballo de los siglos XIX y XX, donde la Guitarra Clásico Flamenca pudo definir sus perfiles, gracias sobre todo a la profusión de intercambios y préstamos que tuvieron con los músicos de la Academia. Quizás sea Llobet, la figura paradigmática más representativa de ese tráfico sublime.
La Guitarra Clásico Flamenca
Alejandro Hurtado, guitarra
Patricia Guerrero, baile
Concierto
Lugar: Sala Sandaru – Calle Buenaventura Muñoz, 21 (Barcelona)
Fecha: jueves 24 de octubre 2024 a las 19 hs
Concierto organizado por El Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa
Aforo Reducido. Acceso con inscripción previa para socios.
No existe venta anticipada ni reserva de entradas
[Entrada general 15 Euros hasta completar aforo]
Sala Sandaru – C/ Buenaventura Muñoz, 21 (08018 – Barcelona)
“Fue el “tocaor” sevillano Rafael Marín quien le enseñó cómo pulsar todas las notas de una escala en lugar de ligarlas como lo hacían los antiguos. Este detalle le daba más brillantez al toque y le indujo a alejarse cada vez más de las técnicas un tanto básicas de dichos “antiguos”. Ramón Montoya se estaba creando una técnica propia, sintetizando todo lo que veía con su genio creador. Pero la revelación le vino cuando vio tocar al guitarrista más notable de aquella época: Miguel Llobet, cuyas manos producían en su guitarra de Torres, unos sonidos de una desgarradora belleza. Con solo verlo y escucharlo una vez, Montoya supo adaptar esta técnica, derivada de la escuela de Francisco Tárrega”, eso dijo Rodrigo de Zayas acerca de la evolución musical de Ramón Montoya. Seguramente no fue una sola vez que Montoya viera tocar a Llobet y con ello bastara, los encuentros debieron ser algo más asíduos aunque fueran informales, como los que se producían a menudo entre guitarristas, por ejemplo en Madrid, en las guitarrerías de Ramírez o de Santos Hernández, en la segunda y tercera década del siglo XX.
Sea como fuese esa transmisión de saberes, lo cierto es que del toque de Montoya, aquel que acompaña a la Niña los Peines en el primer disco de la cantaora (1910) al Montoya, que grabó en Paris, el colosal disco para La Boite a Music en otoño de 1936, media un abismo, uno de los máximos culpables de esa evolución parece ser que fue Llobet.. Así nos dice Norberto Torres.
“El impacto de Miguel Llobet sobre Ramón Montoya constituye uno de los temas recurrentes en la historiografía del flamenco. Forma parte de la narrativa construida con datos orales que circulan desde siempre entre la afición, y parecen repetirse de generación en generación, a modo de mito poético. En este caso, con testimonios y fuentes sólidas para contrastar, sobre la renovación de la música popular española y su integración en las vanguardias musicales al iniciarse el siglo XX”.
El Dorado SFB aporta, en la medida de sus posibilidades, su granito de curiosidad al tema. Hace once años organizamos dos sesiones parecidas a las que hoy ofrecemos. Así, el último jueves de mayo de 2013 invitamos a Norberto Torres a esta tribuna para que nos hablara de la importancia que tuvo Barcelona en la configuración de la guitarra Clásico Flamenca. Una semana después, Carles Trepat, tocando su guitarra de Torres, nos ofreció un magnífico concierto con un sugerente repertorio de época. Norberto nos habló del importante núcleo guitarrístico que se creó en Barcelona entorno al Liceo. No olvidemos que el Liceo se inaugura (1847) cuando la ciudad aún está cercada por las murallas medievales y era un clamor cívico conseguir derribarlas para construir la ciudad moderna; el Ensanche. Cuando al final se consigue (en 1854 por decreto del primer gobierno progresista), la ciudad bulle en todos los aspectos de la vida social. En ese momento Barcelona es el núcleo guitarrístico más importante de España formado entre otros por periodistas musicales, como Fargas i Soler, Pablo Piferrer, el director de la Gaceta Musical Barcelonesa, Soriano Fuertes, el editor Juan Budó, el músico José Viñas o el poeta Anselmo Clavé. Por eso y otras cosas, no es extraño que tomaran residencia en Barcelona, primero Trinitario Huertas, recién inaugurado el Liceo y después Julián Arcas, Tárrega, Borrull o Paco de Lucena. Miguel Llobet y Emilio Pujol, entre otros, crecieron y se hicieron músicos en ese ambiente.
Así pues, dedicaremos un día a conocer a Llobet y lo haremos de la mano del músico y escritor José María Mangado y otro a la música que lo recreó, en las manos sabias de Alejandro Hurtado, salpicadas con las maravillosas pinceladas de Patricia Guerrero al coreografiar algunas de estas piezas.
Alejandro Hurtado. (San Vicente del Raspeig. Alicante (1994), Posee una sólida formación musical, comenzó estudiando guitarra clásica en el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Alicante, al tiempo que estudiaba guitarra flamenca y armonía moderna, recibiendo cursos de figuras señaladas como Manolo Sanlucar, Cañizares, Riqueni, Manolo Franco….terminó los estudios y se graduó en el Conservatorio Superior de Córdoba con la máxima calificación posible .y tan solo unos meses después obtiene el Bordón Minero en el Festival de la Unión (2017), antes había ganado otros premios de menor rango como el de la Diputación de Jaen para jóvenes intérpretes (2014) o también el concurso de Cordoba para Jóvenes Flamencos (2015). Su encuentro con Mayte Martin fue la rúbrica y también el premio a esa fructífera etapa de formación, colaboró en proyectos importantes de la cantaora, como Rubato, Al Cantar a Manuel, Memento, Deja Vu,.También ha acompañado a otros cantaores importantes, como por ejemplo Poveda pero quizás lo mas resaltable son sus trabajos como guitarrista solista, los dos magníficos discos que ha grabado en el mismo año (2022). Támiz y Maestros del Arte Clásico Flamenco. Este último es todo un homenaje a dos grandes de la guitarra flamenca; Ramón Montoya y Manolo de Huelva, realizado con la imprescidible ayuda de Rodrigo de Zayas que además aportó la guitarra histórica de Montoya.
Patricia Guerrero. (Granada 1990). “No tengo que ubicarme; soy una bailaora contemporánea, hago flamenco de hoy”. Con esa soltura y firmeza se expresaba Patricia Guerrero hace unos años. Parece que nació bailando, desde muy pequeña calzaba las zapatillas de baile en la academia de su madre. A los 15 años ya había ganado concursos en festivales. A los 17 consiguió el premio Desplante del Festival de la Unión y al año siguiente dejó Granada y el ambiente familiar para marcharse a Sevilla para aprender lo que todavía no sabía, fue a medirse para poder caminar entre los mejores. trabajó con Mario Maya, Rubén Olmo, Agustín Diassera, Arcangel, Dani de Morón, Andrés Marín, etc.“, compañeros que le ayudaron a crecer porque veían en ella un potencial enorme. Con 22 años fue primera bailarina del Ballet Flamenco de Andalucía y ganó el Giraldillo a la artista revelación en la Bienal. En la edición de 2014 se presentó con compañía propia y en la siguiente volvió a ganar el Giraldillo, esta vez al mejor espectáculo de la Bienal por su obra «Catedral” y así sucesivamente subiendo peldaños con paso ligero. Ahora, a sus 34 años es la directora del Ballet Flamenco de Andalucia. Sara Arguijo lo dejó dicho hace un par de años su crónica para Deflamenco.com … “Una bestia escénica, una bailaora de una fuerza sobrenatural con una increíble capacidad interpretativa y recursos infinitos. Inquieta, original, distinta. Absolutamente segura, todopoderosa e inteligente“.