Un tópico muy recurrente en el mundo del flamenco dice que se muere, siempre se está muriendo el flamenco. Incluso antes de que naciera como género ya estaba en decadencia. Un día, Ortiz Nuevo, en una visita a la Ardiaca, encontró una noticia en un periódico de Cádiz fechada en 1840 que decía que en el barrio de La Viña ya no se cantaba como antes. ¡Que pena! La criatura aún no tenía nombre y ya se estaba muriendo.

Menos mal que las nuevas generaciones, una tras otras otra, se encargan de negar ese mal fario que el Romanticismo nos dejo. El próximo miércoles tendremos, para goce y disfrute de los que asistan al concierto, una evidencia más de la salud y vitalidad que tiene el enfermo. El cante de Antonio el Turry y la guitarra de José Fermín Fernández se encargaran de mostrarlo.

Antonio Gómez Muñoz (Almuñécar Granada, 1987) hijo de guitarrista y de bailaora es un buen ejemplo de esta generación que se mueve con paso firme. No se trata de un cantaor, como diría Andrés Raya, de los que cantan lo que saben sí no mas bien  de los que saben lo que cantan. Tiene una buena voz, afina, modula, tiene querencia por la melodía y en los registros bajos se mueve con soltura, para sacar un cante lleno de matices y muy expresivo.

Tiene dos discos en su haber; “Sentir que sueño” (2019), su debut discográfico que contó con la colaboración de Jorge Pardo, el Piraña, Jerónimo Maya y Jesús del Rosario, entre otros y «Borracho de Arte» (2022), un disco bastante completo hecho con gusto y con un sesgo muy personal donde en doce cortes bien escogidos muestra el potencial que tiene como cantaor; tres bulerías distintas, una soleá apolá que titula “Soleá de Graná” para acordarse Cobito y el Niño Jun, una vidalita, una farruca y una media granaina no aptas para otras voces y que, en cambio él, ejecuta con maestría, dominando el espectro de tonos que requiere el envite.

El disco lo cierra su padre, el guitarrista Ricardo de Juana que interpreta un martinete para acordarse del abuelo y eso le sirve al Turri para mostrar el entorno familiar donde se ha criado.

Le acompañará la guitarra de Jose Fermín Fernández (Granada 1995) que tuvimos la fortuna de escucharlo hace un año cuando acompañó el cante del también su paisano, Sergio «el Colorao». Jose Fermin ganó a los 24 años los dos premios más importantes de la guitarra flamenca; el Bordón Minero del Festival de La Unión y el Nacional de Córdoba. Se siente un músico de su tiempo, de la generación millenials que dispone de toda la información al instante, es decir a golpe de clic porque todo está en Internet. Tiene la mente clara como lo dice el mismo ”…cierro los ojos e intento transmitir, que es lo importante. Me he encontrado a guitarristas sin técnica que me han hecho llorar y también he escuchado a auténticos bicharracos que no me han dicho nada…. Por supuesto que en la guitarra, añade, hay que tener un mínimo de técnica, ritmo y, sobre todo, equilibrio. Yo, por ejemplo, tengo que hacer mucha técnica para sentirme cómodo, pero a la larga lo que quiero conseguir es ir restando, decir más con menos«.  Ahí está la cosa. Mas claro no se puede tener.

Fotos: Daniel Sampere