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FOTO DE LA CABECERA
02 septiembre 2007 – 10:09h
Sala Sandaru (CC Parc Sandaru)

Entrevista a Pedro Barragán: “La Barcelona Moderna y el flamenco comparten cronología” 

El presidente de la Sociedad Flamenca Barcelonesa El Dorado defiende el gusto por la mezcla del aficionado jondo de la capital catalana.

Revista La Flamenca. Xavier Grau. 18/2/2025

El Dorado SFB cumplió 17 años de vida el pasado otoño y sigue manteniendo alto el compromiso con la calidad de los eventos que organiza. Esta asociación flamenca, peculiar en la ciudad de Barcelona, la preside un arquitecto ya jubilado que recoge elogios entre flamencos nuevos y veteranos. Su llamada es atendida por primeras figuras del flamenco que responden generosamente a la invitación de participar en la programación de la entidad.

¿Cómo se ha desarrollado este último año?

Bastante bien, no nos podemos quejar. El Dorado ha realizado más actividades que nunca: 27 entre conciertos, conferencias y cine, incluso programamos una pieza teatral protagonizada por artistas flamencos y hemos  iniciado una colaboración con el Museo Picasso presentando en sus instalaciones cinco conciertos, uno de ellos el de Andrés Marín que bailó en la Sala de las Meninas. 

La última actividad del año ha sido la proyección de una película de Pedro G. Romero,  galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2024…

Me alegro por él, se lo merece sobradamente. Para el flamenco fue una bendición su encuentro con Israel Galván a finales de los noventa por todo lo que llegaron a desarrollar y por cómo lo hicieron. Pedro, con la capacidad que tiene para cruzar y relacionar información rica y diversa, proporcionando materiales sugerentes que Israel los convertía en baile, en un baile hermoso y comprometido. Sus primeras obras, la historia de Félix el Loco, la Metamorfosis de Kafka o la representación de lo taurino a través de los textos de José Bergamín en el espectáculo Arena, fueron una delicia y crearon verdaderas expectativas para el mundo del flamenco. 

La colaboración con Pedro G. es extensa.

Para El Dorado ha sido una suerte tener una relación tan cercana con él porque ayudó en buena medida a cubrir el objetivo principal que nos planteamos en el principio del camino. El Dorado nació y así sigue como una asociación pequeña pero con la ambición de querer participar e incidir, desde lo específico del flamenco, en la vida cultural de la ciudad de Barcelona. Pedro, en proyectos suyos, nos invitó a colaborar con el Museo Picasso, el Macba, La Virreina… y por otra parte participó en proyectos nuestros, por ejemplo, asumiendo la autoría en dos ciclos de cine que organizamos con la Filmoteca de Catalunya que tenían el flamenco como motivo principal. 

¿Cómo así ha sido en la última edición del Festival Desvarío? 

Así es, este año el Prólogo del Festival Desvario se ha celebrado en el Macba a partir de una iniciativa suya. Con el nombre de Líneas de Fuga, Pedro ideó una serie de debates que transcurrieron en el marco de la Exposición Una ciudad desconocida bajo la niebla… comisariada por Jorge Ribalta que el Macba organizó para visualizar los objetivos logrados en el Pla de Barris 2021 -2024. El Ayuntamiento de Barcelona encargó trece proyectos a diferentes autores con la intención de producir imágenes de diferentes barrios municipales. A Pedro G. Romero, le asignaron concretamente el Distrito de Nou Barris y el proyecto que generó con el nombre, Lo que va por debajo lo convirtió en una película que tiene como hilo conductor el flamenco. Con la complicidad de los artistas que participaron y del Distrito Municipal, filmaron escenas del Festival Desvarío 2023 que le ha servido como material para el proyecto, por eso una parte de esa película que todavía está gestándose, es lo que nos presentó en lo que fue la última actividad del año. La sesión culminó con un sugerente coloquio en el que participaron además de Pedro parte del equipo de producción de la película. 

¿Cómo ha culminado el Festival este año? 

Bien, bastante bien, ha sido, como en las ediciones anteriores, una muestra veraz del flamenco de hoy; amplio y diverso. En esta su cuarta edición, Desvario ya ha cogido vuelo y brilla con luz propia. En cada uno de los tres días que dedicamos a los conciertos, el flamenco ha tenido ocasión de manifestarse en formatos diferentes con el brillo que le proporciona los buenos intérpretes que tiene. Así, el primer día Chano Domínguez, en solitario con su piano y El Bolita y su grupo, nos mostraron en plenitud, valiosos perfiles del Flamenco Jazz, al día siguiente, un joven, Antonio el Turry y un maestro, El Pele, nos deleitaron en sendos conciertos de cante y guitarra, como diría Morente, la expresión más moderna del flamenco; y el último día el esplendor del baile con el espectáculo Alter Ego de Alfonso Losa y Patricia Guerrero que tanto éxito logró en el Festival de Jerez.  Una delicia que el público agradeció con entusiasmo. 

Ha sido la cuarta edición con el nombre de Desvario pero el Festival viene de lejos. 

Si, así es, Desvarío nació en el año 2021, por un encargo que le hizo a El Dorado, Xavier Marcé, el regidor del Distrito y ahora también concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, para que se hiciera cargo de la organización del Festival. La tarea la quisimos enfocar bajo dos premisas, de una parte que el modo de hacer fuera una extensión de cómo opera El Dorado, afrontando el reto del consiguiente cambio de escala que implicaba, y por otra, poner un ancla en su origen porque el Festival nació en al año 2000 con el nombre de Flamenco a Nou Barris. Es decir, quisimos señalar   que el Festival tenía ya su recorrido y en buena medida queríamos recuperar el sentido de cómo empezó todo.  

¿El Dorado tenía entonces alguna vinculación con el origen del Festival? 

No. El Dorado aún no existía, nació en 2007, pero yo sí que participé en sus inicios. En esos años trabajaba en el Distrito como arquitecto, de hecho, la idea de crear el Festival nació en el transcurso de una conversación que tuve con Manuel Pérez que entonces era el Regidor Municipal de Nou Barris. Sabía que apreciaba el flamenco como una manifestación artística de calidad y le propuse hacer un festival de tres días de buen flamenco. Se lo pensó, aceptó el reto y así empezamos. El Festival se puso en marcha como una actividad más de la Festa Major de Nou Barris que se celebraba todos los años en el mes de mayo, así que entraba dentro de las competencias de Xavier Suñol que era el responsable de los Servicios Personales del Distrito.

Xavier y yo fuimos a buscar al Taller de Músics para encargarle la gestión. Teníamos claro lo que queríamos, el Festival que se llamó Flamenco a Nou Barris debía de ser una muestra representativa del flamenco de la época, es decir de final de los noventas y sabemos bien que la impronta y la calidad del Festival la fijan los artistas que suben al escenario. En ese tiempo, El Taller de Musics hacía, también en el mes de mayo, el Festival Flamenco de Ciutat Vella, un buen festival que ya tenía un prestigio consolidado, así que la cosa fue fácil. En la primera edición fueron cinco conciertos; cuatro de cante y guitarra y el último de baile y por el escenario pasaron Fernando de la Morena con la guitarra de Moraito, Juan Habichuela y Rancapino y un joven Arcángel que debutaba en Barcelona como cantaor solista con el acompañamiento de Miguel Ochando. El Festival lo cerró Eva Yerbabuena que al año siguiente fue galardonada con el Premio Nacional de Danza.  

En la edición siguiente (2001) se repitió el modelo y el público pudo ver y escuchar a Pansequito y a Juan Villar con la guitarra de Periquin, también a Juan Habichuela esta vez acompañando a Chano Lobato y previamente los jóvenes Esperanza Fernández y Miguel Angel Cortés que habían formado ese año una pareja artística exitosa y de largo recorrido. El cierre fue, ni más ni menos, que para el baile de Israel Galván.    

Esa fueron las dos ediciones en las que yo participé de manera activa, después me desvinculé pero el festival siguió y por su escenario siguieron pasando figuras del flamenco como fueron José Meneses, Carmen Linares, Mayte Martin, Poveda, Chicuelo, Niño Josele, Antonio Canales, etc… el encargo al Taller de Musics duró unos años más, después el Distrito decidió contratar a Fasol Management, una empresa que dirigía el cantaor Manuel Calderón. Las dos últimas ediciones las dirigió la escritora Silvia Cruz Lapeña. Después de eso el Festival dejó de realizarse hasta que en el año 2021 Xavier Marcé nos llamó para volver a empezar. 

¿El Festival vivió algún otro debut estelar aparte de los mencionados? 

Si, que yo sepa al menos uno tuvo un interés especial. Creo que fue en 2007 cuando Manuel Calderón me llamó para invitarme a programar un espectáculo. Después de hablarlo le propuse uno que se llamó Tres generaciones de Habichuelas en el que participaron tres Juanes; Juan Habichuela, su hijo Juan Carmona, “Camborio”, el fundador de Ketama, y Juanito Habichuela (Habichuela Nieto de nombre artístico). En esos años Camborio era el guitarrista habitual de Pitingo, y a Juan, su padre, era un cantaor que le gustaba. De hecho participó en la edición del disco que   Pitingo publicó ese año, así que a los tres Habichuelas se sumaron Pitingo y un adolescente Kiki Morente que formaba con Habichuela Nieto un dúo muy atractivo. Eso fue lo que propusimos y así se hizo. A la postre fue la última vez que Juan Habichuela actuó en un escenario y la primera vez que Kiki Morente participaba en un Festival de importancia. Una coincidencia singular en espacio y tiempo. 

Para disgusto de Morente padre 

No, disgusto no. Es verdad que a Enrique le preocupaba una sobreexposición de Kiki, que era muy joven. Es cierto que me llamó para interesarse por cómo iba a ser la cosa y le dije lo que estaba pensado; no íbamos a publicitar su presencia y así fue.  Anunciamos a los tres Habichuelas y a Pitingo y el público se encontró la sorpresa de la presencia de Kiki. El concierto salió muy bien. Hay una foto de Ana Palma, preciosa, que recoge con precisión y buen gusto el ambiente de esa noche. Kiki cantando por bulerías con la guitarra de Juanito y los tres adultos, Juan, Camborio y Pitingo, jaleando con entusiasmo y cariño a los dos jóvenes. Esa cualidad que tienen los buenos fotógrafos para captar ese instante estelar que resume en una imagen la situación que se está viviendo. Se la envié a Enrique y le encantó.

El Dorado nace en 2007, ¿Cómo surgió? 

A partir de una conversación que tuve con Carles Martí, entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona y poco después Teniente Alcalde cuando Jordi Hereu asumió la Alcaldía. Fui a verle para proponerle crear un festival de flamenco de invierno desde la esfera de lo público que entendiera el flamenco como cultura y no solo como espectáculo. Pero Carles me cambió el registro y me propuso crear una asociación de base. La verdad es que me daba pereza embarcarnos en algo que la burocracia nos podía devorar pero él se comprometió a ayudarnos y lo hizo, así que juntamos un grupo diverso sobre todo con gente joven y empezamos. 

El éxito acompaña tantos años después.  

Sí, ahora parece que sí, pero al principio costó y no poco. Empezamos en otoño y como la subvención era anual, nos gastamos todo lo que quedaba en el último trimestre así que en 2008 la caja estaba vacía  y así  seguiría hasta que llegara  el verano y con él la subvención del año. Tuvimos que pedir un crédito y avalarlo y sobre todo tirar de los amigos. Por ejemplo, vino Juan Habichuela y organizamos una charla muy divertida: Juan emulando a Chano Lobato nos contó las peripecias de su padre, cuando él era niño, para sacar la familia adelante y también las bromas geniales que tenía el Beni de Cádiz. Tuvimos un concierto de Rafael Riqueni y otro de Paco Taranto y a través de Gerardo Núñez, pudimos traer a Jesús Méndez que presentó su primer disco y programamos a otros jóvenes como Joaquín el Duende, La Divi, Luis Medina, Vicente Gelo, Corbacho etc…  Especial recuerdo merece la generosa disposición del empresario Antonio Montoya que entonces llevaba a Guillermo Cano, un cantaor con una voz exquisita. A Montoya le interesaba promocionarlo en Barcelona y ante la dificultad que teníamos, se hizo cargo de todos los gastos, caché, viajes, hotel….es algo que siempre le agradeceremos. 

Después nos fuimos organizando para compaginar el calendario de las subvenciones y el de las actividades que tienen desarrollos diferentes, buscamos recursos y tuvimos alguna que otra decepción con los sponsors privados. Conseguimos algún dinero en la Generalitat, y un poco más del Icub pero entendimos claramente   que lo nuestro era tirar de los jóvenes flamencos y hacer camino. 

Además de los jóvenes llegaron figuras señaladas. 

Sí, pero eso ocurrió más tarde. Hubo algunos, como Riqueni, Miguel Ochando o Alfredo Lagos que vinieron desde el principio y repitieron otras veces pero lo habitual era traer a jóvenes, algunos tan precoces como Patricia Guerrero. Quizás fue Belén Maya por un lado y Pepe Habichuela por otro quienes nos indiciaron el camino al ofrecerse ellos mismos a venir en un acto de simpatía. Teníamos cierto pudor y no queríamos forzar la situación pero la verdad es que cuando empezamos a llamar a los artistas para pedirles venir, raro fue que alguien dijera que no, así que la lista se hizo larga. Vinieron entre otros: Chicuelo, Juan Ramón Caro, Luis el Zambo, Manolo Franco, Pedro Sierra, Fernando de la Morena, Dani de Morón, Rocío Márquez, José Luis Montón, Arcángel, Mayte Martin etc…  la guinda la puso Israel Galván cuando se sumó al ciclo que hicimos sobre Morente y unos meses después también acepto venir Rocío Molina. A partir de ahí la lista  de figuras siguió aumentando. Vinieron   Duquende, José Antonio Rodríguez,  Andrés Marín, José María Gallardo, Miguel Angel Cortés,  Rafaela Carrasco, La Moneta, Javier Barón, David Carmona, Esperanza Fernández, Marina Heredia, Isabel Bayón, Ana Morales, Estevez y Paño, etc, … Es algo que nos orgullece y es, sin duda, el gran activo que tenemos como asociación, el hecho  que quieran venir artistas tan significados Todo  un lujo. 

¿Porque crees que vienen estas figuras?     

Esa pregunta, me la hizo hace tiempo, Cesc Casadesus, el que hasta hace poco era el director del Festival  Grec. Es lógico preguntárselo porque nosotros no podemos pagar esos cachés, así que si vienen de esa forma tan generosa será en cierto modo por complicidad con lo que hacemos. Es verdad que cuando vienen procuramos tratarlos bien y el público los recibe y los despide con cariño y respeto y se van satisfechos por lo a gusto que se han sentido durante la actuación. Pero creo que la razón principal es que quieren venir a Barcelona y aquí la escena flamenca, de un tiempo a esta parte, ha bajado considerablemente en relación con lo que siempre ha sido Barcelona para los flamencos.  Hace veinte o treinta  años era habitual ver por aquí a las figuras más importantes en los diferentes espacios donde se programaba flamenco,: el Palau de la Música o La Caixa en sus distintas  instalaciones ofrecían flamenco de calidad de manera habitual, también en el Pueblo Español de Montjuic, recuerdo haber visto a todas la figuras de los años ochenta y noventa, incluso  a Miles Davis y sus Sketches flamencos. Y en las fiestas de la  Mercé,  frente a la Catedral, el delicioso encuentro de Morente con la Voces Búlgaras que organizó el Taller de Musics. También Caja Madrid en su sede de la Plaza Catalunya, Antonio Benamargo nos presentaba, cada año, una buena muestra de flamenco en pequeño formato que duraba una semana.  

Todo eso ya no está, queda el festival del Taller de Musics que ahora se llama Ciutat Flamenco, y lo que se hace en el Grec y en Dança Metropolitana y poco más. Es verdad que hay otras cosas como Arte por Derecho, la Muestra que hace Hanan Boumenjel en el Apolo y en el Festival de Jazz de otoño suelen venir algunos guitarristas flamencos relevantes pero son pinceladas, comparado con lo que había antes. Para los flamencos Barcelona ha sido siempre una plaza muy atractiva, fundamental diría yo, pero ahora, la oferta ha bajado bastante. 

¿Por qué Barcelona es una ciudad fundamental para el flamenco? 

La relación del flamenco con Barcelona viene desde el origen. El flamenco está presente en la inauguración del Liceo en 1847 cuando aún la criatura no tenía nombre. Su música y sus danzas se conocían como aires nacionales o aires andaluces. Es decir en la etapa que hoy se conoce como preflamenco. En ese tiempo la ciudad aún estaba encorsetada por las murallas feudales y la sociedad civil clamaba por derribarlas para poder construir su Ensanche, la ciudad moderna y así poder estar presente con voz propia en el tiempo que le tocaba vivir, la Modernidad. El Decreto que fija el derribo de las murallas lo consiguen cuando llega al poder el primer gobierno progresista (1854) más o menos cuando se encuentran en Sevilla Antonio de Torres y Julián Arcas y crean La Leona, el prototipo de guitarra que hoy conocemos en las dos vertientes, como clásica y como flamenca.    

Es el momento de la guitarra 

Pues sí, en esos años, en Barcelona se consolida un núcleo guitarrístico importante que proporcionará el caldo de cultivo necesario para la evolución de la guitarra. No es casual que Trinitario Huerta tomara residencia en Barcelona al año siguiente de la inauguración del Liceo y más tarde lo haga Julián Arcas y después Francisco Tárrega y Paco de Lucena y finalmente Miguel Borrull. Todos ellos vienen y se instalan en Barcelona en un tiempo en el que los trasvases y prestamos entre la música “culta” o académica y la música popular se producían con bastante naturalidad. No olvidemos que de las tres disciplinas del flamenco -el cante, el toque y el baile- es la guitarra quien mejor recoge esos préstamos que provienen de la Academia para que sus intérpretes lo incorporen al acervo flamenco hasta el punto que la música flamenca  consiguió evolucionar hasta el  nivel de excelencia que hoy conocemos. 

Estamos en la Barcelona Moderna. 

En cierta medida se puede decir que la Barcelona Moderna, la que nace en ese periodo histórico, y el flamenco comparten cronología. El flamenco tuvo la fortuna de que el Romanticismo pusiera el foco en “lo local”, en las músicas vernáculas y en esa situación el flamenco supo brillar con luz propia. Por otro lado, Barcelona por esa pulsión que tenía hacia lo moderno, vivía una etapa rica en aventuras y favorecía todas aquellas iniciativas que albergaran ideas de futuro y la guitarra que era el instrumento de la música popular por excelencia, tenía mucho que decir al respecto. Hay ejemplos significativos de esa hermosa relación como por ejemplo se puede ver en la lectura de la biografía de Miguel Borrull que residió en diferentes ciudades, Valencia, Sevilla, Madrid, Paris y al final se afincó en Barcelona para crear el Villa Rosa barcelonés o también lo que se va conociendo con las investigaciones recientes acerca de la significativa  influencia que tuvo Miguel Llobet en la trayectoria musical de Ramón Montoya. 

Volvamos a El Dorado ¿Cómo se desarrolla esta  temporada? 

Bien. Como hicimos hace dos años, estamos desarrollando un ciclo de Flamenco Jazz y como entonces lo hacemos con la colaboración de Pere Pons, escritor e importante crítico de jazz. El que hicimos en la temporada 2022- 2023 se tituló Cuerdas Furtivas porque eran los  instrumentos de cuerdas los protagonistas y ahora se llama Vientos Furtivos. Empezamos en Octubre con la armónica de Antonio Serrano y la guitarra de Josemi Carmona, también en formato dúo hemos tenido a Antonio Lizana con José Manuel León, en abril vendrán Jorge Pardo con Carles Benavent  y en mayo habrá un concierto con la trompeta de Julian Sánchez y otro para Marc Miralta y su grupo,  también tendremos un coloquio de Guillermo Mac Gill y Pere Pons acerca de la historia y la naturaleza del flamenco jazz… 

Todo eso compaginado con la programación habitual. En el trimestre pasado tuvimos dos conciertos de cante y guitarra uno de Rocío Luna y otro de Ezequiel Benítez, dos de baile, en noviembre Andrés Marín con Alfredo y David Lago y en diciembre Pastora Galván. En octubre pusimos el acento en la figura de Miguel Llobet, José María Mangado impartió una conferencia acerca de su figura y la guitarra de Alejandro Hurtado y el baile de Patricia Guerrero nos deleitaron con un concierto fantástico con música del siglo XIX y principio del XX, Patricia coreografió tres piezas; la Soleá de Arcas, la farruca del Molinero de Falla y una guajira de Emili Pujol, además Alejandro nos deleitó con piezas de Ramón Montoya y Manolo de Huelva. Una maravilla. 

El año lo cerramos como ya hemos dicho  con un episodio de” Lo que va por debajo”, la película que Pedro G. Romero está ultimando que tiene a Nou Barris como motivo. Este primer trimestre del año lo hemos abierto con el baile de Rocío Garrido y lo cerraremos con David Coria en la colaboración que hacemos con Danza Metropolitana, también tendremos un concierto de guitarra a cargo de Manolo Franco y dos conciertos de cante y guitarra con artistas de Jerez, José el Berenjeno y Luis Moneo. 

¿Seguirán las colaboraciones con instituciones de la ciudad? 

Si, en el próximo trimestre haremos tres conciertos en el Museo Picasso, aún estamos en fase de programación pero la cosa pinta bien  

Mantienen su apuesta por las charlas y las conferencias. 

Sí, claro, nosotros percibimos el flamenco como manifestación de una cultura propia que se expresa en distintos formatos. El concierto es su manifestación más elocuente, la más vistosa pero no la única, por eso,  tratamos de mostrarlo en otros formatos, ya sean conferencia, debates, cine, exposiciones, etc. Aunque en  estos eventos hay bastante menos asistencia, el año pasado hicimos una obra de teatro, un sainete flamenco, interpretado por artistas flamencos y fue muy divertido. 

¿Cuántos socios tiene la asociación? 

Ahora somos unos doscientos socios. Hemos tenido que cerrar las nuevas inscripciones y crear una lista de espera porque el número de socios excede el aforo de la sala Sandaru que es auditorio del centro cívico que nos acoge.  Por eso antes de los conciertos pedimos a los socios, mediante un cuestionario, que digan quienes van a venir y quienes  no, así sabemos las entradas que podemos vender. Hay socios que no vienen porque el horario les va mal pero aún así, mantienen el tipo y siguen siendo socios.No obstantes cada trimestre hay alguna baja, es decir que la lista de espera se mueve, no está quieta. 

¿No han pensado en cambiar a otra sala con mayor aforo? 

Sí que ha habido alguna petición en ese sentido pero hoy por hoy no nos merece la pena. La sala es cómoda, está bien dotada, tiene buena acústica y sobre todo tiene una cualidad fantástica y es que permite una buena cercanía entre público y artistas, cosa que valoramos mucho. Hace poco para la web de Desvario le hemos hecho una entrevista a Dani de Morón y es revelador escuchar lo que dice Dani al respecto, lo que siente como músico cuando viene al Dorado, lo gratificante que es para él público y eso creemos que pasa por el formato y la distribución de la sala. El escenario se levanta del suelo 40 centímetros, si fuese un metro ya no sería igual.   

¿Cómo se logra el músculo financiero para pagar todo? 

Pues nos adaptamos a lo que tenemos. Los ingresos provienen fundamentalmente de las subvenciones públicas. La taquilla es insignificante y los ingresos por las cuotas de socios no llegan ni a un tercio del gasto así que sin subvenciones no tendríamos opción, cerraríamos… También es verdad que el ochenta por ciento del gasto se va directo a la actividad. No tenemos asalariados y el funcionamiento está basado en el trabajo voluntario de los socios colaboradores. Sólo contratamos aquellas cosas que no sabemos hacer y esas son pocas. Sin las subvenciones no podríamos seguir pero es algo que no nos preocupa. Al fin y al cabo el dinero público está, entre otras cosas, para eso, para poder ofrecer actividades de calidad a precios asequibles al alcance de todo el mundo, algo que, por ejemplo, los jóvenes agradecen.