Manuel Márquez Barrera (Villanueva del Ariscal, 1930), Márquez el Zapatero para el flamenco, es ya el único superviviente entre los cantaores que grabaron el excepcional disco La Triana del Zurraque (1982), testimonio de cantes y muy en especial estilos de soleá inéditos en registros fonográficos y sin embargo muy vivos hasta décadas antes en lo que se conoció como la Triana alfarera, la del Zurraque, un estilo propio diferenciado de La Cava y los gitanos.

La grabación fue liderada por Antonio González, El Arenero (Triana, 1925-2004) y, además de Márquez el Zapatero, contó con el concurso de Manuel León, El Teta. El cante del Zurraque, «el más dulce que se ha cantao en Triana» según contaba Antonio El Arenero, se remitía en las voces de aquellos últimos testimonios al magisterio de otros cantaores casi olvidados, como Manuel Oliver Dorado, Oliver de Triana (Triana, 1906-1989) o el Sordillo de Triana (Triana, 1915-1984).

Las reuniones vecinales o la misma zapatería que Márquez regentó en tiempos, fueron el lugar de creación y difusión de aquellos estilos de cante, en una Triana donde en «cada esquina, cada corral, existía un personalismo interpretativo de los cantes», tal como suele contar Márquez el Zapatero en los recitales que, desde aquel primer disco no ha cesado de ofrecer, casi siempre en peñas y pequeños círculos de aficionados, con la prestancia entrañable y sincera que le distingue.

Pese a que sus cantes no eran extraños al influjo de figuras históricas como Pepe Pinto, Carbonerillo o Tomás Pavón, los cantaores del Zurraque mantuvieron relaciones no siempre afines con Antonio Mairena. Pero, ante el ocasional desagrado de sectores del público o de otros artistas, siempre antepusieron el valor de su experiencia y su modo de sentir los cantes. Márquez el Zapatero ha ampliado aún su legado con otros dos discos: De Villanueva es (2001) y Cantes de Triana (2009).

En este recital para El Dorado, Sociedad Flamenca Barcelonesa, a Márquez el Zapatero le acompañará Eduardo Rebollar (Sevilla, 1966), que destaca actualmente entre los mejores exponentes de la escuela guitarrística sevillana. Entre otros cantaores, ha tocado para Chocolate, Chano Lobato, Romerito de Jerez, José de la Tomasa, José Menese, Nano de Jerez y, entre los más jóvenes, Arcángel, Laura Vital o Gema Giménez. Desde 2004 ejerce la cátedra de Guitarra Flamenca en el Conservatorio Superior de Córdoba.