Norberto Torres vuelve a El Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa, esta vez para glosar en una conferencia ilustrada, las circunstancias que propiciaron los inicios de la profesionalización de la guitarra flamenca de acompañamiento al cante y al baile en el contexto musical ecléctico de la segunda mitad del siglo XIX español destacando entre ellas la aportación significativa de Antonio de Torres y Julián Arcas y el impacto que ambos tuvieron tanto en los públicos como en los guitarristas contemporáneos.
Los albores y consolidación del oficio de tocaor «por lo flamenco»,
segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX.
Conferencia a cargo de
NORBERTO TORRES
Jueves, 4 de noviembre 2021, 19 h. Acceso por invitación con inscripción previa
Sala Sandaru. Buenaventura Muñoz, 21. Barcelona 08018.
Hoy sabemos ya con meridiana certeza, gracias a la profusión de datos cruzados que han aportado las hemerotecas y los estudios de los investigadores modernos que el flamenco nace como género musical emergente en la segunda mitad del siglo XIX, concretamente aflora en lo que Ortiz Nuevo ha denominado la Década Prodigiosa, la que transcurre en los años sesenta de ese siglo. Aunque si bien es cierto que se forjó en el transcurso del siglo y parte del anterior como mezcla en un crisol de culturas que habitaban en el suelo ibérico, sin embargo fue entonces cuando afloró con determinación, consolidando los estilos que hoy identifican su música. Allí se fijó su nombre como santo y seña de la criatura, incluso se modificó y creó el prototipo de guitarra que será el instrumento soporte que desde entonces lo desarrolla.
El Romanticismo lo crió y amamantó como hijo natural, por eso siendo un producto local vistió pronto el ropaje de lo universal y con ello las condiciones necesarias para crear una incipiente industria de ocio que permitió la profesionalización de sus intérpretes al mismo tiempo que propiciaba de manera natural el intercambio de saberes entre los músicos populares y los llamados “cultos”, circunstancia que permitió esa síntesis artística del rico folclore español de su tiempo que es el flamenco.
De la triada que constituye el flamenco como arte, el baile, el cante y el toque, quizás sea la guitarra la disciplina que mejor y con más profusión asimiló los préstamos que tuvieron lugar, de manera que en poco tiempo los músicos populares hicieron suyas un amplio abanico de técnicas guitarrísticas propias de la Academia enriqueciendo así el sonido con matices sofisticados al mismo tiempo que propiciaban el estímulo y la evolución de las otras disciplinas, el baile y sobre todo el cante.
Norberto Torres, nos hablará de ello, de los logros que consiguieron y los mecanismos utilizados en las diferentes etapas que transcurren desde los inicios cuando solo eran simples acompañantes anónimos de los cantaores o bailaoras hasta las dos primeras décadas del siglo XX, es decir hasta el concurso de 1922 en Granada, dicho de otro modo, desde el Maestro Patiño o Paco el Barbero hasta el toque sofisticado de Ramón Montoya por poner nombres propios al asunto. Norberto también nos hablará del instrumento y del protagonista que la creó, Antonio de Torres con la aportación y complicidad en ese empeño de Julián Arcas, el célebre músico, nos hablará de la cejilla, el mecanismo que permitió a los cantaores cantar con su voz natural, de los niños prodigios de extracción popular como Paquirri el Guanté que aparecieron entonces con notoriedad como muestra de la vitalidad del género y también, a través de documentos, como se forjaba el nuevo público que apreciaba como propia esa música emergente, del cambio del Café Concierto al Café Cantante como ámbito de mejor cobijo a esos espectáculos, más apropiados, que sustituyeron el piano por la guitarra como instrumento preferente para expresar así la nueva música y también, porqué no, de las reticencias que a veces provocaba en los ambientes burgueses cuando los flamencos invadían su territorio, por ejemplo el Teatro.
Un ejemplo de ello sería la crónica que recoge el periódico El Avisador Malagueño de fecha 29-6-1856:
TEATRO.- se cantó la Soledad acompañada de su correspondiente baile jaleado, y he aquí que el público se vio trasladado repentinamente desde el rico palacio de la Rica hembra, al rico burdel de una taberna: tal se hubiera podido conceptuar el teatro en aquella ocasión, al presenciar el verdadero escándalo que en él se produjo con el canto flamenco del nuevo castellano nuevo, el baile jaleado zapateado, &., y acompañamiento de gran parte del público. Nosotros apreciamos en lo que valen esos cantos y esos bailes, como diversión privada y puramente nacional, pero no lo admitimos en un teatro.
Bien podría aplicarse como respuesta al cronista el comentario generalista que nos decía Gerad Steingress hablando de esa época cuando visitó El Dorado en Febrero de 2016
Lo que el mundo elegante percibió y rechazó como indecente o vulgar no era más que la penetración de la nueva cultura popular en el tejido institucional de la sociedad urbana moderna, es decir, la consecuencia de la apropiación de la cultura nacional por los sectores populares.
Norberto Torres Cortés (Lyon, 1960), investigador, escritor y flamencólogo, es uno de los mayores expertos sobre guitarra flamenca. Es Filólogo y Doctor en Ciencias Sociales y Humanas. Premio de Investigación del Ministerio de Cultura, ha publicado varios libros y numerosos ensayos en revistas especializadas tanto en España como en Francia. Su libro «Historia de la Guitarra Flamenca» es ya un clásico en el sector. Su ultima obra El flamenco. Baile, música y lírica. Precedentes histórico-culturales y primer desarrollo editada por la Universidad de Granada este mismo año Norberto comparte autoría con M.A. Berlanga, Eugenio Cobo, Ramón Soler y G. Castro Buendía Para el Dorado fue especialmente relevante el fruto de su investigación sobre la importancia que tuvo Barcelona en el nacimiento de la guitarra flamenca que derivó en 2014 en una publicación de Ediciones Carena, la génesis del libro surgió en una conferencia que un año antes impartió en El Dorado.
EL DORADO
Sociedad Flamenca Barcelonesa