“Fue una gira mundial, recorrimos Europa, Asia y Estados Unidos. Actuábamos en teatros repletos de público con cuatro y cinco mil espectadores. El público extranjero tiene verdadera admiración y curiosidad por el flamenco, lo respetan y lo estudian como privilegio de unos pocos. Paco, interpretando temas de Camarón es lo más grande que yo he podido escuchar. Esos temas los interpretaba yo a mi manera y nunca pretendí imitar lo inimitable. No tengo ningún palo del flamenco como preferido, intento no entrar en repertorios monótonos, que acaban viciándote, me gusta cantar diferentes palos. El que más me satisface es el que más me transmite”

Como él mismo ha cantado por bulerías de su tierra o por fandangos de Frasquito, él viene de Utrera, del número 13 de Los Postigos de la Calle Nueva y se llama Rafael Usero Vilches, Rafael de Utrera. En contacto con el flamenco desde niño en la taberna que regentaba su padre a las afueras del pueblo, un lugar de paso obligado para todos los jornaleros que iban al campo a trabajar y los matarifes que iban al cercano matadero municipal. Dos profesiones, por tradición ligadas al flamenco, que permitieron a Rafael oír cantar un día tras otro a muchos buenos aficionados. A los 21 años inicia su carrera profesional, desde que participara en el Tablao los Gallos de Sevilla, donde trabajaba su pareja, la bailaora Carmen Lozano. El propio Rafael cuenta en una entrevista cómo la casualidad propició que uno de los días que actuaban estuviera entre el público Luis Adame, del Tablao El Cordobés y que les propusiera un contrato para trabajar en Barcelona. El Cordobés le sirvió para que muchas compañías y artistas se fijasen en él. Al poco tiempo empezaría como cantaor con la Compañía Andaluza de Danza. Más tarde será Cristina Hoyos la que se fije en el joven cantaor. Su participación en varios espectáculos de la Bienal de flamenco de 1998 haría que se le empezara a reconocer como un nuevo valor del cante flamenco; trabajó en la «Compañía de Manuela Carrasco» y la «Compañía Andaluza de Danza», entre otros. A partir de entonces será un cantaor solicitado por las compañías de baile más reconocidas, como las de El Güito, Manolete, Carmen Cortés, Joaquín Cortés, Farruquito, Manuela Carrasco, Javier Barón, Israel Galván…  Trabajaría también con grandes guitarristas como Gerardo Núñez, José Antonio Rodríguez o Tomatito. Luego llegaría la llamada de Paco de Lucía para que Rafael se integrara en su gira mundial de 2001, experiencia, sin duda, crucial en su trayectoria. Fue al concluir aquella gira que Rafael empezó a perfilar su carrera como solista hasta consolidarse como la figura del cante que hoy es. Destacar sus habituales colaboraciones junto a Vicente Amigo, acompañándole en sus giras o participando en discos como Paseo de gracia. En 2019 decidió registrar junto al Trío Arbós, la experiencia que compartieron juntos en el proyecto, Flamenco Envisioned, en el marco del Festival Arte Sacro, actuando en la Sala de Goya del Museo del Prado; su transformación en trabajo discográfico se llamó Travesías.

Viene acompañado por un joven talento de la guitarra, Pepe Fernández, nacido en Francia en una familia gitana de origen granadino. Como explican los compañeros de Solera flamenca, donde se puede apreciar su buen hacer en varios de los videos de su canal, “el sentido rítmico y la capacidad de creación de este joven guitarrista son realmente asombrosos”. Ha compartido escenario junto a reconocidos artistas del panorama flamenco actual como David de Jacoba o Rubio de Pruna. En 2021 publica su disco Cautivao, grabado en Barcelona con la colaboración de Solera flamenca y bajo la supervisión de Israel Suárez “Piraña”. Lleno de colaboraciones con artistas de la talla de Potito, Josemi Carmona, Piraña, La Fabi, Rycardo Moreno, entre otros.